¿Por qué dos cosechas del mismo vino saben tan distinto?

Es, quizás, una de las preguntas más fascinantes en el mundo del vino. Descorchás un Malbec 2019 que recordabas increíble y, al año siguiente, probás el 2020 y lo sentís diferente: más potente, más fresco, distinto. No estás equivocado, y no es tu memoria. Es una observación excelente.

Que un mismo vino, de la misma bodega y el mismo viñedo, presente variaciones entre cosechas no solo es normal, sino que es la prueba más honesta de su autenticidad. La respuesta a esta pregunta se divide en dos grandes conceptos: la personalidad de la añada y la evolución en el tiempo.

Y la herramienta para entenderlo se llama cata vertical.

 

El primer protagonista: el carácter de la añada

Un vino es, ante todo, un producto agrícola. Es el testimonio líquido de un ciclo de la naturaleza, y no hay dos años climáticamente idénticos. A esta "personalidad" única de cada año la llamamos añada o cosecha.

Una añada marcada por un verano más fresco y con más lluvias (como pudo ser 2016 en Mendoza) dará vinos con mayor acidez, un perfil más austero y, quizás, menor graduación alcohólica. Por el contrario, una añada cálida y seca (como 2017) tenderá a dar vinos con mayor concentración, fruta más madura y más cuerpo.

El enólogo no lucha contra la añada; la interpreta. Por eso, un Susana Balbo Signature Brioso 2017 y un 2019 deben ser distintos. Ambos expresan la misma filosofía y el mismo origen, pero a través del prisma de dos climas completamente diferentes

 

La herramienta para descubrirlo: ¿qué es una cata vertical?

Aquí es donde entra la técnica que usamos en la bodega para entender nuestra propia historia. Una cata vertical es un ejercicio de degustación que consiste en catar el mismo vino, del mismo productor, pero de diferentes añadas, una al lado de la otra.

Es el método que nos permite aislar las variables y responder a las grandes preguntas:

  • ¿Cómo impactó el clima de ese año en el resultado final?

  • ¿Cómo evolucionan nuestros vinos después de 5 o 10 años de guarda?

  • ¿Mantenemos una identidad y una consistencia filosófica a pesar de las diferencias de cada año?

(Es fundamental no confundirla con una cata horizontal, que es la degustación de diferentes vinos, de distintos productores, pero de la misma añada y misma región).



 

El segundo protagonista: el viaje del vino en la botella

 

La segunda razón por la que tu Malbec 2018 sabe distinto al 2021 es que no solo nació en un año diferente, sino que ha vivido tres años más. El vino es un elemento vivo que evoluciona en la botella.

  • En su juventud: un vino es pura energía primaria. Sentirás fruta fresca, notas florales nítidas y taninos vibrantes.

  • En su madurez: esa energía se transforma. Los taninos se pulen y se vuelven sedosos. La fruta fresca da paso a notas de confitura, dejos terrosos, cuero, tabaco. Son los llamados aromas terciarios.

La cata vertical te permite apreciar esta "biografía" en primera persona, descubriendo si preferís la explosión de la juventud o la elegancia de la madurez.

 

El hilo conductor: lo que nunca cambia (el terroir)

Si la añada es la variable, ¿cuál es la constante? El terroir.

A pesar de que el clima cambie, el alma del lugar —la composición del suelo, la altitud, la genética de ese viñedo específico, permanece. En una cata vertical de un vino bien hecho, siempre vas a percibir un "hilo conductor", un sello de identidad.

En nuestro Benmarco Expresivo, por ejemplo, más allá de que una añada sea más cálida o más fría, siempre encontraremos esa frescura y esa textura elegante que define a su origen en el Valle de Uco. Ese es el carácter inmutable del lugar.

 

 

Cómo organizar tu propia cata vertical: una guía práctica

Realizar este ejercicio en casa es una experiencia sumamente enriquecedora.

  1. Elegí el vino: Seleccioná una etiqueta de un productor de confianza con potencial de guarda.

  2. Conseguí las añadas: No necesitás diez. Con tres o cinco cosechas (consecutivas o salteadas) es suficiente para empezar a notar las diferencias.

  3. Prepará el servicio: Usá la misma copa para todos los vinos y servilos a la misma temperatura.

  4. El orden de la degustación: Un consejo clave de nuestros enólogos: serví los vinos del más antiguo al más joven. Esto permite que tu paladar vaya de lo más sutil y evolucionado a lo más potente y vibrante, evitando que la fuerza de un vino joven opaque la delicadeza de uno antiguo.

  5. Tomá notas y disfrutá: Lo más importante es la conversación y el descubrimiento. Anotá tus impresiones. No hay respuestas correctas o incorrectas, solo tu propia percepción.

Una cata vertical es, en definitiva, una lección de humildad y paciencia. Es la forma más honesta de entender que cada botella que descorchamos no es un final, sino un capítulo en una historia mucho más larga. Y la respuesta a la pregunta inicial es, quizás, la belleza misma del vino: saben distinto porque tienen una historia diferente que contar.


Viví la experiencia: nuestras colecciones verticales

Para que puedas realizar este fascinante viaje en casa, hemos curado y atesorado añadas especiales de nuestros vinos más emblemáticos.

Son colecciones verticales únicas, listas para que puedas descorchar y ser testigo de la historia del tiempo en primera persona.

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